Siento que el arte tiene el deber de contribuir al desarrollo del ser humano, desde sus diferentes expresiones. En mi caso particular he tenido el profundo interés de comprender y habitar la palabra "espiritualidad". Esto me ha llevado a compartir durante un lapso de temporalidad prácticas rituales de tomas de yagé, círculos de palabra de mambeo (hoja de coca masticada con la pasta de tabaco) que orientan la comunidad indígena del pueblo cofán y algunos mayores del pueblo nasa del departamento del Cauca que he tenido la oportunidad de conocer durante la última década. La obra que he venido realizando en el transcurso de los años pone en diálogo lo sincrético entre las enseñanzas de las comunidades indígenas que he tenido la oportunidad de conocer y la religión, en mi caso lo católico y cristiano, tejido a la par con el autoconocimiento de mi ser. Asi pues contribuyendo desde el arte al desarrollo del ser humano. El arte es la manifestación del espíritu, la obra de arte convive en una atmósfera espiritual; esta atmósfera está muy presente en las obras que he realizado durante los últimos años..